¡Por los siglos de los siglos vivirán!
valientes
que escribieron nuestra historia,
estrellas
lucirán en su memoria,
las banderas
en su honor ondearán.
Y las llamas ya nunca
se apagarán,
cual crisol de valor y de victoria,
coronadas con
laureles de gloria,
en Valderas jamás se extinguirán.
De la sangre y del fuego surgirán
mil perseidas de ascuas luminarias,
que la
muerte en el cielo abrazarán.
Con la fe y
la emoción de mil plegarias,
nuestro amor
al abismo os llegará,
y en la gloria de los hijos vivirán.
Dulce anciana
Dulce anciana ceñida de grandeza,
por tus hijos amada y adorada,
vieja
historia de gloria laureada
cincela
el corazón de tu nobleza.
Regia estirpe corona tu cabeza,
cuatro
estrellas alumbran la alborada,
tu
bandera sobre llama sagrada
es
crisol de valor y de pureza.
Piel morena de frescas sementeras
perfumada
por huertas y riberas,
por
la vid y el trigal en primavera.
Oro rubio
encerado en la panera,
sol
dorado de otoño en la bodega,
¡Madre en mi corazón! ¡Mi gloria eterna!
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Serena como santo sentimiento,
tu historia se durmió dulce y callada,
silenciosa en tu entraña blasonada
del viejo y derruido monumento.
El castillo en el cielo riza el viento,
y la Arreja en la bóveda colgada,
evocan de tu noche la alborada,
dormida en la mazmorra del cimiento.
Y tu altiva bandera, iluminada
por estrellas de luz del firmamento,
es rosa del honor inmaculada.
En la piedra
rasgada y cincelada,
se ahoga
amordazado tu lamento,
con llamas de una gloria consagrada.
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Próximo reportaje: La estrella deValderas.