El Blog dedicado a Valderas


Este Blog nace como rincón de la historia y la poesía valderense.

Un cordial saludo de
CESIDIO BLANCO GONZÁLEZ
-Escritor, Rapsoda y poeta valderense-

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miércoles, 1 de febrero de 2017

Leyenda valderense

       La devoción a San Tirso está extendida por toda España, muy especialmente en la provincia de León. Es Patrono de Villafranca del Bierzo y de muchos otros pueblos leoneses, su  fiesta se celebra el día 28 del mes de Enero.
         En la primera mitad del siglo III, Tirso era un fornido atleta cuyo oficio era la vida del circo. En aquel tiempo gobernaba en Cesárea de Bitinfa un tal Cambricio, acérrimo perseguidor de cristianos, quien había detenido y ordenado degollar a un valiente cristiano llamado Leucio, por ello, Tirso se enfrentó al gobernador exhortándole a que no se derramara más sangre inocente en nombre lo de los dioses falsos a los que adoraba. 
         La amonestación o reproche de Tirso  sorprendió mucho al gobernador, pues sabía que Tirso siempre había sido pagano.

         Con valentía, Tirso dijo a Cambricio que era cristiano, y, si era preciso moriría en defensa de la verdad. El Soberano le mandó detener y le sometió a diversas torturas, entre ellas, con el fin de descuartizarle, ordenó que dos corpulentos esbirros que le serrasen por la mitad. 


        Tirso, con ayuda divina, ante la gran sorpresa de Cambricio salió ileso de todos los tormentos.
          El Santo murió alabando a Dios  en la segunda mitad del siglo III, y su imagen la tenemos en Valderas por partida doble, de ahí arranca la leyenda de “Los Tirsos”. Una de las imágenes está en la antiquísima ermita de Otero que, como sabemos era lugar de culto de un pueblo  (pequeño grupo de casas) próximo a  este enclave. La otra imagen podemos verla en la iglesia de Santa María, en el altar situado a la derecha del altar mayor.
    La vieja leyenda nos cuenta que en la noche del 28 de Enero ambos tirsos salen de sus moradas y se citan en la Altafría, donde, no se sabe porque razón, tienen una gran pelea; tal vez por la territorialidad de Valderas, ya que uno está en Otero y el otro en el corazón de la Villa, o sabrá Dios por que causa. También se dice que la noche en cuestión algunos hombres del pueblo suben a separarles, y, quien es osado de  meterse en medio recibe lo que no está escrito, pues le arrean estacazos y golpes los dos tirsos a la vez, uno por cada lado. Dicen en Valderas que un paisano que intentó separarles, los tirsos le dieron palos al unísono, y él gritaba:¡Por Dios Tirsicos! ¡No me peguéis más! 


               En las primeras horas de la madrugada del día 29 de Enero, tras la intempestiva noche de reyerta, al rayar el día suben las mujeres a la Altafría a comprobar si ha habido sangre en la pelea, y revisan las inmediaciones  de la piedra (altar) que allí hay desde tiempos ancestrales. Los valderenses sabemos que en el mes de mayo en ésta piedra (altar), descansa la imagen de la Virgen del Socorro cuando en Pentecostés sube a la Altafría a bendecir las cosechas. Hay quien afirma que, si la piedra no está manchada de sangre la manchan ellas, las mujeres, la salpican con sangre traída del matadero o de algún conejo, gallina o animal menor que han sacrificado. Cuando esto ocurre, lógicamente los Tirsos ya no están allí, pues como cuenta la historia, el Santo salió ileso de todos los ataques y tormentos.
          Las mujeres que en la madrugada del día 29 suben a la Altafría, por los signos meteorológicos dicen saber quién ha ganado la pelea. Si el día amanece claro el vencedor es el de la ermita de Otero, y, si es gris, la victoria es del de la villa Valderas.
               Si el Santo Tirso pudiera hablarnos, tal vez nos contase qué ocurre de verdad en la madrugada de ésta mágica noche de su fiesta, y de quien es la sangre allí derramada. Entre tanto, sólo nos queda la misteriosa leyenda.