El Blog dedicado a Valderas


Este Blog nace como rincón de la historia y la poesía valderense.

Un cordial saludo de
CESIDIO BLANCO GONZÁLEZ
-Escritor, Rapsoda y poeta valderense-

¡Bienvenido amable visitante!

Heráldica

Introducción

     Los numerosos escudos heráldicos que presiden portadas de casas solariegas de Valderas, son libros abiertos y fieles testigos que predican la hidalguía y nobleza de una anciana Villa medieval. Las labras hunden sus raíces en una genuina e identitaria historia que se ve reflejada en ellas con todo su esplendor; así, en adelante, en este Blog de historia y poesía, ha llegado el tiempo de ir viendo y desgranando la simbología de cada uno de estos escudos, comenzando por los que han representado a la Villa en las diferentes épocas de su historia; pero como todos son importantes por sus diferencias y genuina identidad, seguidamente, en diferentes capítulos abordaremos juntos también aquellos que pertenecieron a los Nobles, Señores, y ricohombres.

       En el capítulo titulado "El Templario", publicado en este Blog, se han desgranado todos los signos y misterios del que subjetivamente considero el más antiguo, que vimos presidiendo la portada de la Casa Consistorial de la Plaza Mayor, y en el reportaje titulado "La Estrella de Valderas", hemos hablado también del escudo de las "Dos Banderas", de su hallazgo y dónde se encuentra, y del especial significado de sus siete estrellas pentagonales; pero es claro que esta labra que representó y que aún nos muestra a Valderas como Capital de las Siete Villas de Campos, por ser muy importante, en mi opinión no es suficiente lo explicado sobre ella, y considero que bien merece que nos detengamos pausadamente a analizar todos y cada uno de sus signos, especialmente aquellos de los que aún no hemos hablado, puesto que en el capítulo anterior sólo descubrimos el significado de las pentalfas, por tanto, comenzaremos con éste, prestando especial atención a la interpretación de los misterios que en él se encierran.

¡Dos banderas!

Como quedó dicho en el capítulo anterior, he de reconocer que llevaba tiempo intentando encontrar el misterioso escudo con "Dos Banderas" y un brazo salvándolas de las llamas, pues no son pocos los eruditos y tratadistas de Valderas que citan un emblema relacionándolo con uno de los antiguos nombres de la Villa.
Ya mis lectores saben cómo le encontré, de milagro. Apareció ante mis ojos en la ermita de Otero. Para no alargarnos demasiado, considero que ya no procede contar otra vez la mima historia.
Preludiando el tema, es importante decir que ninguno de los otros cuatro escudos que en algún momento representaron a la Villa tiene las dos banderas: el de la Casa Consistorial de la Plaza Mayor, el del Paseo Viejo, el de Don Albar Pérez de Osorio del Arco de Santiago, y el del Obispo Trujillo del año 1.525 (todos éstos los veremos más adelante); y el hecho de que los tratadistas hablen reiteradamente de tal connotación, incluso se cita  un sello eclesiástico que timbra con dos banderas, sin duda era clara demostración de su antigua existencia.

El día tres de Mayo del año 2.007, oyendo misa en la ermita de Otero con motivo de la romería de la Santa Cruz, en lo alto de una de las paredes del templo, pude leer lo  siguiente: “Hizo esta obra –Gabriel Sánchez-  M. De carpintería- año de 1.683”
¡Qué maravilla!  Una inscripción bien conservada de hace más de 300 años. Ciertamente, no me lo esperaba.
Después de muchos años sin poder ir a la romería de la Santa Cruz de Otero, mucha ilusión me hizo ver a la Virgen Pastorcica, pero leer esto, por inesperado, era maravilloso. Entusiasmado por el hallazgo, no pude por menos de reparar en la magnífica obra de carpintería que el citado maestro  carpintero hizo en el entramado de madera del techo, obra realmente fabulosa por su  semejanza con el  techado de antiguas sinagogas. El grabado lo leí varias veces, y justo debajo de esta inscripción, está el escudo.



 Sobre las llamas tiene dos mástiles cruzados y aferrados por un puño, y las dos banderas que se entrelazaban con clavos (estrellas), así, contiene todos los signos identitarios del escudo de Valderas: Banderas, estrellas y  llamas.
Por ser totalmente asimétrico, lo primero que llama la atención es su originalidad, especialmente el contorno y el cuerpo central de la mitad superior con los históricos símbolos, así, puedo comprender que algunos afirmen que en la Alta Edad Media uno de los nombres de la villa fuese “Banderas de las Llamas”, ciertamente no escrito, pero reflejado aquí meridiana con claridad.
Lo novedoso, es que todo en él, da la  sensación de movimiento o rotación. Ello se aprecia en el arco que tiene encima del brazo que tira de las banderas, y en los mástiles y telas tendidas al viento, que al ser rescatadas de tirón hacia el lado izquierdo, se despliegan hacia al lado contrario (vuelan en el viento) en claro movimiento. Las lenguas de llamas también se mueven: crepitan y pululan en la hoguera inclinándose hacia la izquierda y buscando devorar las banderas. Las estrellas rotan (también se mueven), pues nadie ignora que coda noche caminan por el cielo y nunca están el mismo lugar del firmamento cósmico.
Todo nos anuncia que algo en él está vivo, que pulula, que se mueve. Por tanto, lo verdaderamente novedoso es el  "movimiento", que con meridiana claridad nos dice que Valderas no permaneció impasible ante los devastadores asaltos a sangre y fuego, pues con gran arrojo y valor desafió y se enfrentó al enemigo invasor salvando del fuego las banderas que representan "el honor y la victoria".
Las estrellas que vemos en su cielo de fondo color madera, marcadas con cabezas clavos, donde se distinguen cinco radios en cada una de ellas, ciertamente son pentáculos, y en mi opinión, lo más curioso es que presentan  una especial colocación: ¡una constelación! ¡Qué sorpresa! bajadas al suelo forman un plano. Son exactamente siete, y su distribución en el escudo no es casual, pues si abrimos un mapa de la comarca comprobaremos que la orientación se corresponde  con la ubicación en el plano de las Siete Villas de Campos.
Por tanto, los clavos son puntos geográficos que indican villas representadas por estrellas, dispuestas de la forma siguiente: La  central de las tres que vemos a la derecha es Valderas; y a su vez es referencia en el plano para orientarnos a las demás villas.
Para verlo mejor, como en cualquiera otro mapa fijaremos el Norte en la parte superior del escudo, y tenemos, que la estrella que está a la derecha de la señalada con el número (1), que representa Valderas , es decir, al Este, es Becilla de Valderaduey (2). Bien cierto es que allí se halla geográficamente respecto a la capital de las Siete Villas.
Más al Sur-Oeste está Roales (3), y un poco más abajo en dirección sur-este está Castroverde (4). A la izquierda de éstas, ligeramente al Sur-Oeste de Valderas y al Oeste de Roales se ubica  San Miguel (5), y más hacia el Oeste  Fuentes de Ropel (6). Para finalizar, siguiendo la dirección Norte-Oeste, junto a la fértil ribera del río Esla vemos a Villaornate (7).
Referente a las banderas y las llamas, su significado se ha explicado en la simbología del primer escudo ubicado en la Casa Consistorial (las banderas representan el honor y la victoria, y el fuego la purificación y el sacrificio supremo).
 Pero este emblema nos dice mucho más, porque en su conjunto tiene algo maravilloso que no debemos pasar por alto. Es la impronta de una heredada, vasta, y ancestral sabiduría que  sin duda poseía  quien le hizo.
Las huella a que me refiero es la siguiente: en el centro inferior vemos algo que parece representar la impronta de una oca o cisne, y a ambos lados de ésta cierran el escudo unas espirales (recordemos que en el pétreo escudo de Valderas también hay espirales en forma de caracol), más arriba hay claras alegorías a la naturaleza (como vimos, en el primer escudo también están representadas todas las fuerzas vivas de la naturaleza), y tiene tambien cuatro roeles a cada  lado (un octógono).  Las pentalfas,  cuyo significado ya conocemos, junto con estos signos descritos con antelación, sin lugar a dudas apuntan un antiguo conocimiento templario heredado por generaciones de maestros talladores y constructores.
Según la inscripción que reza en el rótulo citado en el encabezamiento de este articulo, en el año 1683, el maestro carpintero Gabriel Sánchez restauró las maderas del tejado de la Ermita de Otero, y con toda probabilidad fue también él quien hizo el retablo tallado en madera, y le coronó con este escudo; así, vistos los signos que contiene, en mi opinión, el maestro era conocedor de las antiguas técnicas de los Caballeros del Cisne (los Cygnatus, los monjes guerreros que protegían a los peregrinos bajo el camino de las estrellas en su peregrinación hacia la tumba del Santo Apóstol Santiago), por ello, reflejó algo que en Valderas ya se había hecho siglos antes, la Oca, el Cisne sagrado.

Veamos estos dibujos:



Abajo, en el centro vemos la impronta palmípeda, y está claro que solamente tenemos que añadir el pico en el lugar adecuado y ¡Lo tenemos!, ¡Un Cisne con plumones y todo! ¡La Oca! Así, aquí aparece el mismo misterio que oculta esotéricamente el anciano y pétreo escudo de la Casa Consistorial de la Plaza Mayor.

Localización en el tiempo

Seguidamente a gobernar Valderas el caballero López de Haro (explicaremos su escudo en un próximo capítulo), comienza el tiempo de las Siete Villas de Campos, con los Osorio, Señores de Astorga y de Villalobos, Grandes de España.
A mediados del siglo XIII el regidor de Valderas era un representante del Conde de Villalobos, por tanto, podemos tomar como referencia desde la primera mitad del siglo XIII hasta el año 1387, en que don Alvar Pérez de Osorio soportó el asalto de los anglo-portugueses capitaneados por el Duque de Lancaster. Sabido es, que el heroísmo de los valderenses fue causa de la concesión Real  del “Privilegio Grande”, firmado en Burgos el 15 de enero de 1388. Por su otorgamiento se hizo en Valderas una nueva muralla y en ella el Arco de Santiago, restaurándose también en el mismo estilo el arco de Las Arrejas.  En el de Santiago vemos la estatua del Apóstol, el  emblema de Villalobos,  y el propio escudo de Valderas de Don Alvar Pérez de Osorio. Aquí tenemos el tiempo en que  aparece un nuevo escudo de Valderas (el de Don Alvar), en el momento en que se amplía la muralla y se hace en ella esta puerta, lo cual nos hace pensar que este de las dos banderas de la ermita de Otero pudiera ser del periodo de la historia que se halla en medio del mandato del caballero López de Haro y de Don Albar, coincidente a su vez con el principal florecimiento de las Siete Villas de Campos. Por ello, en mi opinión, es ésta la época en que Valderas tuvo como escudo oficial el de las “Dos Banderas”: desde la primera mitad del siglo XIII (1200 a 1250), hasta los últimos lustros  del siglo XIV.
Lógicamente, todo induce a pensar que le hizo el maestro carpintero Gabriel Sánchez allá por el año  1683, al mismo tiempo que restauraba la ermita, con alegorías y claros reflejos traídos de otro anterior (el de la plaza Mayor), pues creo que, a pesar de estos últimos trescientos treinta y un años de su existencia (1683 a 2014), los conocimientos que refleja dimanan  de otro muy anterior en el tiempo a las Siete Villas.
A nadie se nos escapa ya, que este preciado emblema valderenses es una valiosísima joya, una reliquia histórica que nos habla de una época  gloriosa de nuestro pasado, cuyo pergamino, hoy es una tabla abandonada, olvidada y rota en la ermita del Otero.
Ruego encarecidamente, que ningún Valderense lo olvide, pues si perdemos nuestro pasado se oscurecerá nuestra historia y el honor de nuestros mayores.